viernes, 27 de febrero de 2009

Hay que construir una sociedad más fraterna.

El Viernes 20 de febrero de 2009 nos reunimos para rezar, teniendo cada cual esta lectura para reflexionar:

"Marcos 1, 40-45 Un hombre enfermo de lepra se acercó a Jesús, y poniéndose de rodillas le dijo: "Si quieres, puedes limpiarme de mi enfermedad". Jesús tuvo compasión de él, le tocó con la mano y dijo: "¡Queda limpio!" Al momento se le quitó la lepra y quedó limpio, Jesús lo despidió en seguida, recomendándole mucho: "Mira, no se lo digas a nadie. Pero ve, preséntate al sacerdote y lleva por tu purificación la ofrenda ordenada por Moisés; así sabrán todos que ya estás limpio de tu enfermedad". Sin embargo, en cuanto se fue, comenzó a contar a todos lo que había pasado. Por eso, Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo, sino que quedaba fuera, en lugares donde no había nadie; pero de todas partes acudían a verle.

La vida de los leprosos era una tragedia; debían vivir aislados; no podían convivir con su familia ni dentro de una aldea. Eran los excluidos de aquella sociedad. Por eso, Jesús siempre los cura de la misma manera. Se compadece de sus situación y "los toca con su mano". Su gesto es intencionado. Quiere romper barreras; no hay que dejar a nadie excluído ni abandonado a su suerte. Hay que construir una sociedad más fraterna. Quien sigue a Jesús acoge a quienes la sociedad margina y abandona."