Fue dirigido por el misionero Luis y con la colaboración de las misioneras.
El acto, tan sencillo y tan profundo, consistió en:


El misionero fue explicando a los niños cómo habíamos entrado en la casa de Dios y con la tranquilidad que teníamos preguntó por los objetos que les rodeaba (el Cristo, la Virgen, el Sagrario, el Cirio, la Biblia,...).

Habló de Nuestro Señor, cómo fue capaz de morir en la cruz por nosotros, porque no hay miedo si estamos al lado de Dios.

Nos contó lo que era el Sagrario, de sagrado, porque Dios es Sagrado.
Encendió el Cirio y habló de la llama, de cómo ilumina y nos saca de la oscuridad, de cómo parece que nos habla con su "baile".

La misionera Cristina se encargó de leernos un párrafo de la Biblia, de la Palabra de Dios, que posteriormente dialogaron los niños sobre él.




Desde aquí volver a agradecer a los misioneros/as la labor que están realizando en nuestra Parroquia, ya que en algunos casos se está plantando la semilla, en otros se está regando y en otros casos se está podando los malos hábitos y poniendo varas nuevas en las ramas cambadas o cansadas.
Posiblemente el orden del acto no sea este y seguramente no transmito aquí todo lo que se vivió, pero esta experiencia me ha gustado muchísimo y espero, sinceramente, que se tome nota y de vez en cuando se realice algún ORATORIO PARA NIÑOS, ellos son nuestro futuro cristiano y a ello nos hemos comprometido desde su bautizo.
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