
El corazón es lo más bello y delicado que habita en nosotros.
Es como la raíz de nuestra vida.
Es como el manantial de nuestro río. Si nuestro corazón está vacío y es libre, todo nuestro ser será transparente y luminoso.
Estamos invitados a desplegar nuestro corazón, a tomar conciencia de cómo es y cómo está, abrirlo a Dios y dejar que lo cambie.
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